Sin etiquetas

 

Call me crazy if you want but…
Desde que comencé a ser más estricta conmigo misma para generar mi propio contenido, dejar de lado el “ay me gustaría hacer X…” a medio suspiro y simplemente comencé a agendarme el tiempo para hacerlo… Las piezas comenzaron a caer solas.

 
 
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Call me crazy if you want but… Desde que comencé a ser más estricta conmigo misma para generar mi propio contenido, dejar de lado el “ay me gustaría hacer X…” a medio suspiro y simplemente comencé a agendarme el tiempo para hacerlo… Las piezas comenzaron a caer solas.

Pasé por momentos de control freak en los que me mataba en pensar cada mínimo detalle y en argumentarme el por qué / para qué de cada idea. ¡¡Agotador!!

Dejé de disfrutar lo que hacía a consecuencia de mi propio juicio.


Decidí no solo pensar que solo hablo con una persona en particular, sino que la respuesta o el argumento a cualquier juicio auto-impuesto es: Porque lo disfruto, porque es lo que se me ocurre, por que es un reflejo de lo que hago, lo que sé o lo que soy, porque mi cabeza puede ser así de random.

Y comencé a aflojar…

A veces nos resulta tan fácil ser nuestro propio verdugo que nos olvidamos de la esencia, de ese primer bosquejo de idea que nos impulsó a hacer lo que hoy hacemos, eso que nos ilusionó. En el camino, aveces perdemos la diversión y el goce.

Lo mejor es que las etiquetas se queden en el closet.

Es que hay veces que disfrazamos de racional a las inseguridades. Suena un tanto absurdo, pero sí, tuve que ser estricta para dejarme fluir, tener ideas que no son ni malas, ni buenas, solo ideas. Ser random y disfrutarlo.

Si estamos en una sociedad en la que discutimos diariamente para dejar de señalar y juzgar al otro por su forma de ser, apariencia, gustos y creencias; ¿por qué no comenzar por dejar de sentenciarnos a nosotros mismos?

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Nos leemos en la siguiente.

XO

 

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Lubianca Diaz

Soy semiólogo y comunicador social, crecí en Venezuela y ahora vivo en Argentina. Amante de la comunicación visual, me dedico a dirigir y crear marcas desde cero, desarrollando conceptos, imaginarios e iniciativas que la hagan destacar. En otras palabras, estoy a cargo de crear el alma y la voz de la marca.

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